lunes, 7 de noviembre de 2011

Nicholas Jerry Jonas Miller, diabetes

Me diagnosticaron diabetes tipo 1 en Noviembre de 2005, cuando tenía trece años. El diagnóstico llegó al principio de nuestra carrera. Habíamos estado de gira por las escuelas de todo el país, tocando a las 8 de la mañana para chicos de doce a dieciocho años. Nos miraban como si estuviéramos locos porque no tenían ni idea de quiénes éramos ni de porque estábamos tocando en su escuela. Fue una experiencia dura, pero nos enseño mucho sobre las multitudes. Más o menos a la mitad de la gira, me di cuenta de que estaba perdiendo mucho peso, que bebía enormes cantidades de agua y que iba mucho al lavabo. Mis padres también empezaron a notar un cambio en mi actitud. Estaba de mal humor todo el día. No lo sabíamos, pero todo eso eran síntomas de la diabetes. Como pensaba que estaba quemado, nos tomamos una semana de descanso el la gira, y nos fuimos de vacaciones con la familia. Cuando volvimos, fui al médico para saber que me estaba pasando. Después de algunas pruebas, descubrió que mis niveles de azúcar se habían disparado. El nivel de glucosa era de más de 700, cuando lo normal es que sea de 70 - 120. Por lo que sabemos, no hay casos de diabetes en la familia, así que fue un diagnóstico que nos sorprendió. No estaba seguro de si significaba que iba a morirme. Cuando le pregunté a la doctora, me dijo que estaría bien si aprendía a controlar mis niveles de azúcar en sangre y vigilaba bien lo que comía. Por suerte, mi familia esta conmigo, así que no iba a tener que pasar por esto solo. Fue un momento duro que nos unió mucho. Pasé un par de días en el hospital para que pudieran reducir mis niveles de azúcar en sangre y para aprender a controlar mi diabetes. Tuve que aprender a controlar los carbohidratos y a medirme el azúcar en sangre, cosa que hago dos veces al día. Cuando salí del hospital, me sentía genial, como hacía tiempo no me había sentido. Me prometí a mí mismo que no dejaría que la enfermedad me venciera. No quería que la diabetes me controlara, yo la controlaría a ella. Sabía que no tenía tiempo para cabraarme con ella, solo para hacer lo que debía a fin de no empeorar. Escribi una canción sobre la diabetes llamada A Little Bit Longer. Estaba en Canadá filmando Camp Rock, y era uno de esos días en los que tenía el azúcar un poco alto. Entré en un comedor del hotel en el que no alojábamos y vi un piano. No había nadie, así que me senté y empecé a tocar. Quince minutos mas tarde, les dije a todos que vinieran y escucharan la canción. Les encantó. Fué una sensación fantástica, porque me había sentido realmente mal”. - Nick.

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